El 174 Aniversario de La Batalla de la Estrelleta
Por Rubén Moreta
La Batalla de la Estrelleta, se produjo el 17 de Septiembre del 1845, en la sabana del mismo nombre, en el municipio de Las Matas de Farfán, provincia San Juan, y fue liderada por el general José Joaquín Puello. Esta epopeya contribuyó con la consolidación del proceso de independencia y autodeterminación de la República Dominicana.
La liberación nacional se logró el 27 de febrero del l844, con un memorable trabucazo en la Puerta de la Misericordia, simbolismo que anunció el surgimiento del Estado Dominicano, cristalizando los ideales patrióticos y revolucionarios de Juan Pablo Duarte y los trinitarios. Pero los haitianos pretendieron revertir el proceso de independencia con sucesivas campañas militares que se extendieron intermitentemente durante doce años (1844 al 1856).
La Batalla de la Estrelleta duró aproximadamente tres horas y combatieron doce batallones dominicanos frente a un ejército haitiano numéricamente superior. Las hostilidades se iniciaron a las ocho de la mañana y concluyeron cerca de las once de la mañana. Las tropas dirigidas por el general Puello, ayudado por los coroneles Bernardino Pérez y Valentín Alcántara, impidieron el avance de los enemigos.
El historiador José Gabriel García, en su libro “Guerra de la Separación Dominicana: documentos para su historia”, recrea como el propio general Puello hizo los preparativos de esta Batalla: “…habiendo sido informado ayer por los espías y prácticos que el enemigo se hallaba acampado en la ribera derecha del Río Matayaya, como a tres leguas de este cuartel, di inmediatamente disposiciones de prevención, y al mismo tiempo oficie al General Antonio Duvergé, que se encontraba en Santomé, a fin de que tratase de reunirse conmigo para combinar el plan de acción, pero las demostraciones del enemigo me hicieron conocer que no había tiempo para efectuar mi deseo de que ese digno general cooperase en la acción”.
Y agrega que: “a las seis de la tarde pasé revista a mis tropas y comunique las ordenes necesarias a los oficiales. A las dos de la mañana de ese día, al toque de llamada, todas las tropas a mi mando estaban sobre las armas”.
El General José Joaquín Puello, en el parte de guerra que envió al general Pedro Santana, concluidas las hostilidades, explica las táctica y estrategia llevadas a cabo: “Hice dividir nuestro ejército en dos divisiones, formando el ala derecha seis batallones bajo el mando de los coroneles Bernardino Pérez y Valentín Alcántara, que destaque por los caminos de los jobos a ocupar el camino de Bánica: la división que formaba el ala izquierda, compuesta igualmente de seis batallones y cuyo mando me reserve, se dirigió por el camino real que va a Comendador. Al llegar a las alturas de Matayaya percibimos al enemigo en la ribera opuesta al río y militarmente posesionado en una cordillera de cerros situados en la Sabana Estrelleta, cubierta sus dos únicas entradas con dos piezas de artillería, y un trozo de caballería avanzado, bastante distante de su cantón general”.
El victorioso General Puello agrega que “inmediatamente avistaron la columna bajo su mando, tocaron generala y se dispusieron a esperarnos: le conteste con nuestra batería y me preparé a entrar en acción, que era todo mi anhelo, esperando solo que el ala derecha hiciese la señal concertada”.
El héroe de la Estrelleta describe la fiereza del combate, y la hidalguía y el coraje de los combatientes dominicanos: “al cuarto de hora de mi llegada rompió ésta el fuego, siendo las ocho en punto de la mañana, y la columna bajo mi mando, volando con la rapidez del rayo, se lanzó sobre los enemigos burlándose de sus balas y metralla. En un instante se posesionaron de la pieza de artillería y rompieron la división enemiga: lo mismo ejecuto el ala izquierda, y después de dos horas de un vivo combate derrotamos a los haitianos”.
Ante la contundente derrota, quedo en poder de los combatientes dominicanos las dos piezas de artillería de los haitianos, pertrechos, cajas de guerra, algunos fusiles y el campo sembrado de numerosos cadáveres, y otros tantos heridos, no habiendo de la parte dominicana solo tres heridos.
Puello, un ferviente creyente cristiano considera que en la Batalla de La Estrelleta intervino el altísimo, derramando coraje, fe, valor y decisión a los soldados dominicanos. Así lo consigno el ilustre patriota: “la providencia divina nos ha manifestado hoy más que nunca, cuan dispuesta esta a obrar milagros en nuestro favor, pues teniendo el enemigo más ventajosa posición, triple de fuerza a la nuestra, y dos piezas de artillería, ha sido derrotado por nosotros, que entre otras desventajas, tuvimos la de que nuestra artillería no pudo obrar, en razón de que un arroyo tenia totalmente obstruido el camino”.
Un gesto de humildad del general Puello es que al concluir esta faena patriótica se desprende de toda vanidad y gloria personal, y da al conjunto de las tropas que junto a él combatieron, todo el mérito del éxito logrado.
“No podré en esta ocasión señalar los que más se distinguieron, porque todo el ejército a porfía se disputaba el honor de volar al peligro y de obligar la victoria a coronar sus esfuerzos. Quedé tan satisfecho de las tropas, que a nombre del gobierno les ofrecí una paga extraordinaria en recompensa de su loable conducta”, escribió el prócer Puello. En La Estrelleta fueron vergonzosamente derrotados junto a sus tropas, los generales haitianos Morissette, Toussaint y Samedi. Con el triunfo inmaculado obtenido en esta epopeya el orgullo nacionalista se consolidó, y la dominicanidad se templó.
Este 17 de Septiembre toda la República Dominicana deben rendir homenaje a los prohombres que con valentía y determinación se abalanzaron en contra de las huestes enemigas invasoras, que pretendían despojar al pueblo dominicano de su más acrisolado tributo: la soberanía, y de la esencia de la dignidad humana: la libertad, obtenidas l9 meses antes, al liberarnos del dominio haitiano. En la Batalla de la Estrelleta una vez más el sur dijo presente en la defensa de nuestra soberanía.
Que los jóvenes emulen hoy y siempre el legado de nuestros próceres fundadores, y que estén siempre dispuestos, como Duarte Sánchez, Mella, Luperón y Puello a hacer cuantos sacrificios sean pertinentes en aras de mantener en alto la dominicanidad.
El autor es Profesor Sociología UASD.